El bonito se puso feo
Del Ministerio de Pesca
se vino una autoridad
a comer bonita fresca
en Gijón, bella ciudad.
“Vaya a Sidrería Requexu”
se lo dijo un pescador,
"faiga casu del conseyu,
qu´ende va comer meyor.”
Y así sentose en la mesa,
con su gran voracidad,
teniendo por vecindad
a una pareja francesa.
Vino Coco, el que más manda
en aquella sidrería,
a tomarles la comanda,
con prestancia y cortesía.
-Usted dirá, caballero,
que es lo que quiere tomar.
-Yo un bonito, del de anzuelo,
recién sacado del mar.
- Me temo mi ilustre cliente,
que de eso no hay ni unta tuera,
por política indecente
se ha cerrado la costera.
Nunca España tuvo cuota,
en la pesca del bonito,
mas por culpa de un idiota,
hoy el bicho está proscrito.
Al ilustre comensal,
se le salían los colores,
le daba prurito anal,
le entraban los fríos sudores,
recordando que en Madrid,
él había hecho el trocadero,
de la cuota, con ardid,
por cuatro quilos de mero.
La parejita francesa
prestaba mucha atención,
porque tenía la ilusión,
de comer ventresca fresca.
- “Mesié chef du la mesón,
je vulé manjer ventresca,
aunque sea de la de pesca
del arrastre de Arcachón”
- Pues mire mesié Jean Pier,
de esas sí, tengo un montón,
dígame pues, ¿cuántas quier?,
que ahora mismo se las doy.
- Ves en Francia, con pelágica,
Anet, metimos un gol,
la ganancia es casi mágica,
vendiéndola al español,
dijo en voz baja a su dama,
aquél francés en cuestión,
"menuda administración
que al que pesca hace la cama,
y en su cómodo sillón,
cacarea de lo que gana”
- Mesié chef du la mesón,
si vu ple tráigame dos,
que aunque no es la meme chos,
también está sabrosón.
- Pues a mí deme lo mismo,
que piden estos expertos,
que en Madrid, no hay aldeanismo,
y comemos con cubiertos.
Lo dijo con altivismo,
el hombre del Ministerio,
"que yo conozco los puertos,
que para mí no hay misterio;
y luego quiero marisco,
tres mejillones y listo".
Juan Robles - agosto 2018